
Homilías
DOMINICALES

Domingo de Ramos
2018
Estimados Lectores,
Al celebrar Domingo de Ramos, llegamos a la conclusión del
tiempo cuaresmal y entramos en el tiempo más solemne de nuestra
fe, la Semana Santa. Espero que la Cuaresma ha sido una
experiencia de profundidad espiritual dentro de la cual ha sido
posible experimentar nuevamente la cercanía de Jesucristo en su
vida cotidiana y en una manera especial en la presencia de las
personas en su alrededor y entorno familiar. Como costumbre
escuchamos hoy la lectura de la Pasión del nuestro Señor
Jesucristo según san Marcos. No basta leer y escuchar el relato
de la Pasión, sino debemos ponernos a caminar con Jesús en los
momentos más pesados de su misión salvadora en la tierra.
Unidos en la oración,
Fray Charles Johnson, O.P.
Lecturas:
Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén y Procesión
de las Palmas: (Mc 11: 1-10) Misa: Is 50: 4-7 / Flp 2: 6-11 / Mc
14: 1 – 15:47
La semana comenzó con gritos de “¡Hosanna!,” pero al llegar al
día viernes, los gritos cambiaron. En el Viernes Santo, ya no
hay júbilo sino rechazo y condenación. Según la perspectiva del
mundo, se trata de un gran cambio de fortuna o cambio de suerte.
Dentro de pocos días, la situación de Jesús cambio radicalmente
de un ambiente de gran emoción y grandes expectativas a un
ambiente de traición, condenación y violencia. Los gritos de
júbilo del Domingo de Ramos eran de corta vida y sentido
superficial, pues cambiaron a los gritos de “¡Crucifícalo!” del
Viernes Santo.
Si, parece que para Jesús todo cambió - un cambio de buena
suerte a mala suerte. Pero, no se trata de la suerte sino
del destino. Aunque todo en su alrededor había cambiado
aparentemente, el destino de Jesucristo no cambió. El siguió su
camino igualmente en medio de alabanzas y en medio de abandono,
traición y violencia. ¿Como? ¿Porque? Pues, Jesucristo no vino
para experimentar y probar la vida humana, sino para vivirla
plenamente y así redimirla.
La Pasión del Señor Jesús demuestra que él es capaz de adaptarse
a las situaciones que lo rodean. Al mismo tiempo demuestra que
su amor nunca falla y siempre sigue siendo su propósito. En
medio de todo, la suerte de Jesús parecía cambiar, pero su
destino fue imparable: vencer la violencia y la muerte y
llevarnos a la vida y a la gloria de su Resurrección. Pase lo
que pase el amor es siempre su propósito…Pase lo que pase somos
el objetivo de su amor y salvación.
"Charlie Johnson OP"
